Una recuperación gradual de las IMF, al ritmo del de sus clientes
ADA, Inpulse y la Fundación Grameen Crédit Agricole han aunado esfuerzos para monitorear y analizar los efectos de la crisis de Covid-19 en sus instituciones microfinancieras asociadas en todo el mundo.
Después de una tercera ronda de encuestas en Julio que recogió las opiniones de 108 instituciones microfinancieras de todo el mundo, los resultados presentados en este artículo emanan de la cuarta ronda de la encuesta conjunta de ADA y la Fundación Grameen Crédit Agricole, donde Inpulse decidió participar en la iniciativa una de cada dos veces.
Este seguimiento se realiza periódicamente y continuará a lo largo de 2020 con la finalidad de tener una mejor panorámica de la evolución de la situación. A través este análisis periódico y profundo, ADA Inpulse y la Fundación Grameen Crédit Agricole espaeran contribuir a su nivel con el desarrollo de estrategias y soluciones adaptadas a las necesidades de sus socios, así como a la difusión e intercambio de información entre los distintos actores del sector.
Se recopilaron respuestas entre el 1 y el 20 de octubre de 73 instituciones de microfinanzas (IMF) en 38 países de África Subsahariana (37%), América Latina y el Caribe (25%), Europa del Este y Asia Oriental y Central (18%), Asia (15%) y Oriente Medio Norte de África (4%).
Dado que encuestas anteriores revelaron que la principal dificultad financiera para las IMF era el aumento de su cartera en riesgo (PAR, por sus siglas en inglés), la siguiente examinó más de cerca la situación de los clientes de las IMF y la reanudación de sus actividades, puesto que las actividades de las IMF dependen principalmente de ello. Los resultados de esta encuesta confirman sobre todo la reanudación gradual de actividades de las IMF, junto con una reducción de la mayoría de las limitaciones operativas encontradas inicialmente. La principal restricción que persiste es la referida a la recuperación de préstamos, lo que explica el aumento del PAR como principal dificultad financiera para las IMF.
Esta dificultad para cobrar préstamos puede deberse a restricciones externas, en materia de movilidad o de moratorias impuestas por las autoridades, o las dificultades que encuentran los propios clientes, cuyas actividades no siempre pueden reiniciar, o se ralentizan por el contexto de la crisis. De hecho, aun cuando ha pasado el pico de la crisis sanitaria y ha afectado en menor medida a determinadas regiones como el África subsahariana o el sudeste asiático, permitiendo reactivar varios sectores empresariales, es demasiado pronto para hablar de regreso a la normalidad. En particular, las medidas restrictivas y la coyuntura económica general han tenido y siguen teniendo impactos negativos sobre el nivel de actividad de un cierto número de sectores y, en consecuencia, sobre las fuentes de ingresos de las poblaciones. Esto, por lo tanto, afecta a las IMF y a su situación financiera, por lo que parece fundamental monitorear de cerca la vivencia de la crisis por parte de sus clientes, para poder adaptarse a sus necesidades de manera oportuna ofreciendo soluciones que permitan a todos, clientes e IMF por igual, sobrevivir a esta crisis.